No es muy frecuente este tipo de piel pero es fácil reconocerla. Se caracteriza por su suavidad, textura compacta y ausencia de manchas. Posee circulación sanguínea normal, no brilla ni presenta tensiones. Las glándulas sebáceas funcionan correctamente, al igual que sus procesos de eliminación de toxinas.
Para el cuidado de una piel normal sólo necesitas buenos productos de higiene que no perjudiquen sus funciones fisiológicas. Con el paso del tiempo tiende a resecarse, por eso es importante que cambies tu rutina al detectar los primeros síntomas. Para conservar la piel normal lo más aconsejable es utilizar cosméticos naturales.
Limpiar: Geles, leches limpiadoras o agua micelar. No se recomienda el uso de tónicos.
Tratar: Sérums con vitaminas C y E o ácido hialurónico todos los días por la noche.
Hidratar: Crema hidratantes con vitaminas C y E, ácido hialurónico con factor de protección alto o una base de maquillaje con filtro solar.