Se caracteriza por tener poros más abiertos y por ser mas propensa a la secreción sebácea; su aspecto a veces puede resultar con brillos y con tendencia a la aparición de puntos negros y espinillas.
Si es el caso debes sugerir un cuidado con mucha disciplina, por ser la piel que más problemas suele presentar. Pero también tiene una gran ventaja: no envejece tan pronto porque posee grandes poros y las glándulas sudoríparas y sebáceas trabajan con intensidad.
Existen muchos productos para el cuidado de la piel grasosa, pero debes aplicarlos con precaución y de manera continua con el fin de evitar su característico aspecto brillante.
Limpiar: Geles con textura jabonosa para emulsionar con agua. Se recomienda sólo en casos puntuales el uso de un tónico astringente.
Tratar: Sérums oil free todos los días por la noche. Puedes prescindir de la crema hidratante.
Hidratar: Productos con textura de gel, pero han de ser no comedogénicos u oil free , es decir, libres de grasa (la crema hidratante, el fotoprotector o el maquillaje). Para este tipo de pieles funcionan muy bien las cremas que contengan concentraciones bajas de alfa-hidroxiácidos, como el ácido glicólico, ya que funciona como un peeling químico. También son recomendables la vitaminas C y E y el ácido hialurónico.